Íbero

Íbero. Del Latín Ibērus, y éste del Griego Ιβηρ, Ιβηρος, Íbēr, Íbēros.

Íbero significa natural de Iberia, individuo perteneciente a alguno de los pueblos que se habían establecido en la Península Ibérica con anterioridad a la llegada de los primeros colonizadores griegos y fenicios. Pueblos que la ocuparon casi en su totalidad, desde la Bahía de Cádiz hasta el Mediodía de la Francia que hoy conocemos, con gran presencia en el Levante peninsular. La sociedad íbera se conformará durante un largo proceso que se inicia en el siglo VIII a.C. y que culminará en torno al año 500 a.C.

Ibero
                       Recreación de la policromía de la Dama de Elche

Dada la imprecisión de la de Heródoto sobre la visita de Kolaiss de Samos a la Península Ibérica, la primera cita fiable es la de Avieno, quien empleará el término iberi para referirse a las tribus indígenas que dominaban la zona del Ebro (para los griegos, Iber, para los romanos, Hiberus), que otros autores como Pomponio Mela, Erastótenes o Estrabón citarán en sus escritos, también.

Los íberos o libioibéricos, como algunos especialistas los denominan, llegaron a ocupar zonas del Norte de África, y se constituyeron en el grupo racial más importante de la Península, lusitanos incluidos, presentando características propias en cada una de las zonas que dominaban. Las dos etnias originales, íberos y celtas, no dieron lugar al pueblo celtíbero, como reza la tradición. Era éste un pueblo autónomo, con su propia identidad, cuyos límites territorriales rebasaban ampliamente los del Ebro, tal y como los romanos constataron a su llegada a la Península a finales del siglo III a.C. y refieren los autores clásicos. Su influencia creciente, unida a la de los colonizadores grecofenicios, sentará las bases de la futura cultura hispánica.

Como lengua prerromana, el Íbero era el idioma que se hablaba en la Península hasta el siglo I d.C. Su adscripción resulta todavía desconocida. Por íbero entendemos, también, todo aquello relativo o perteneciente a la cultura del mismo nombre.

Para saber más de los íberos la bibliografía es muy abundante. Pero si nos permitís la recomendación, os proponemos la obra que en este enlace podéis descargar gratuitamente, titulada “Íberos: Sociedades y Territorios del Occidente Mediterráneo”, de Susana González Reyero, publicado por la prestigiosa editorial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, CSIC.

 

Referencias bibliográficas:

  • Diccionario Enciclopédico Espasa, vol. 17, Editorial Espasa – Calpe, Madrid 1992

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Las Fortalezas y sus Leyendas: El Castillo de San Servando

Fortalezas y leyendas
Panorámica nocturna del Castillo de San Servando

Castilla significa ‘tierra de castillos, de fortalezas’, sus paisajes están sembrados de ellos. Su origen se remonta a los ‘castra’ o castros, las fortificaciones de la antigua Iberia, la Hispania prerromana, que siglos más tarde evolucionarían a ‘castella’ o castillos, y que se convirtieron en centros de poder y de dinamización de la vida de nuestra España Medieval.

Todos tienen su historia, muchos, además, sus leyendas, como testigos inermes y silentes de tantos y tantos acontecimientos que se vivieron tras sus muros y de los que quedaron impregnados para siempre. San Servando es una de esas fortalezas que aúnan ambos mundos, y hoy queremos traeros su historia.

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