El Poblamiento de Europa Empezó Hace 1,6 millones de Años en Orce

Primer Poblamiento de Europa
                                                                Dr. Gibert en Orce

“En una época de engaño generalizado, decir la verdad es una acto revolucionario”

George Orwell, escritor y periodista británico [19031950]

Primer poblamiento de Europa
                                           Trabajos de excavación en Orce

Siguiendo con la temática iniciada en el artículo anterior, El Artífice de los Yacimientos Paleontológicos de Orce  en el que desde aquí se hacía un modesto homenaje al Dr. D. José Gibert, os propongo en éste la lectura de la traducción íntegra, realizada por un servidor, del artículo publicado en la Revista Americana de Antropología Física, número 103, de 1997, que lleva por títuloInmunoespecificidad de la Albúmina Detectada en Fósiles de 1,6 M.a. de Antigüedad de Venta Micena en Orce, Granada, España”, cuyas conclusiones, resultan demoledoras, y no han podido ser rebatidas por los detractores del Fragmento Craneal.     

Primer Poblamiento de Europa
           Fragmento Craneal VM-0

Unas conclusiones que reafirman el buen hacer del Dr. Gibert y de su equipo (en adelante, Gibert et al, ndt), la lógica de sus planteamientos y, sobre todo, la autenticidad de los hallazgos, que siempre defendieron. Estoy convencido de que la trascendencia de su trabajo tendrá que ser considerada antes o después, y que obligará a reescribir muchos manuales de Prehistoria y de Evolución Humana. Sólo pretendo aportar mi grano de arena para que su obra sea conocida y, sobre todo, reconocida.

El fragmento craneal sobre un cráneo en escayola
    El fragmento craneal sobre un cráneo en escayola

Antes de entrar en materia, quiero en primer lugar mostrar mi agradecimiento al Dr. D. Francesç Ribot por su amabilidad y excelente disposición, a él le debo haber tenido conocimiento y acceso a este artículo, que resulta indispensable y harto clarificador.

Soy consciente de la complejidad técnica de algunos pasajes, sobre todo, de aquéllos que describen la metodología y puesta en práctica de cada una de las pruebas de laboratorio a las que los restos fueron sometidos.

Prehistoria y Evolución Humana son materias multidisciplinares que no pueden prescindir de procedimientos estrictamente científicos, tanto en campo como en laboratorio, procedimientos con los que aquéllos que quieran optar por esa vía de especialización habrán de familiarizarse.

En el texto original,  cuyo enlace aparece al final del todo, encontrareis los gráficos que se mencionan en la explicación. Si bien ciertos aspectos pueden resultar complicados de asimilar a la primera, creo que su interés compensará el esfuerzo de una lectura atenta, más aún cuando Orce está de plena actualidad. No obstante, se ha incluido un pequeño glosario de definiciones que ayudarán a la comprensión del texto en su conjunto.

Confiando en que resultará de vuestro agrado, vamos ya, sin más preámbulo, con el artículo en cuestión.

IMMUNOSPECIFICITY OF ALBUMIN DETECTED IN 1.6 MILLION – YEAR – OLD FOSSILS FROM VENTA MICENA IN ORCE, GRANADA, SPAIN

Inmunoespecifidad de la Albúmina Detectada en Fósiles de 1,6 M.A. de Antigüedad de Venta Micena en Orce, Granada, España

 Traducción: LPDLA

EQUIPOS

Los equipos de especialistas cuyo trabajo y conclusiones se relatan aquí estaban formados por:

  • Dña. Concepción Borja y D. Enrique G. Olivares, Unidad de Inmunología del Instituto de Biotecnología, Universidad de Granada.
  • D. Marcos García Pacheco, Unidad de Inmunología del Hospital de Meixoeiro, Vigo.
  • Mr. Gary Scheuenstuhl, Mr. Jerold M. Lowenstein, Universidad de California, San Francisco.

PALABRAS CLAVE

  • VM–0: Venta Micena 0
  • Proteínas Fósiles
  • ELISA: Enzyme – linked – immunosorbent assay: Ensayo con inmunosorbentes enlazados por enzimas.
  • RIA: Radioimmuno assay: Ensayo inmunoradiológico
  • Anticuerpos monoclonales
  • Venta Micena

SINOPSIS

El fragmento craneal de Orce, Sur de España, datado en 1,6 M.a. de antigüedad, ha sido un tema de acalorada controversia desde que fuera descubierto en 1982. Si es homínido, como sus descubridores sostienen, es de lejos el fósil más antiguo hallado en Europa Occidental, e implica que grupos humanos colonizaron esta región mucho antes de lo que se había pensado. Los numerosos artefactos encontrados en Orce proporcionan las pruebas de que los homínidos estuvieron ciertamente allí en el Pleistoceno Inferior. Algunos paleontólogos mantienen que el fragmento occipital de ocho centímetros de diámetro corresponde a un équido, no a un homínido.

De las proteínas residuales del cráneo se llevaron a cabo dos investigaciones independientes, una en la Universidad de Granada, otra, en la de California, en San Francisco. Se emplearon dos métodos inmunológicos de sensibilidad comparada para la detección y atribución a especies de las proteínas extraidas del hueso fosilizado: la Universidad de Granada utilizó el método ELISA, y la de California, el método RIA. Ambos equipos obtuvieron reacciones características de la albúmina humana en el cráneo de Orce, de albúmina equina en los fósiles de caballo. Estos resultados apoya la evidencia lítica de que los homínidos ya vivían en Andalucía hace 1,6 M.a. (Am J Phys Anthropol 103: 433 – 441. 1997)

DESARROLLO

Los yacimientos fósiles y arqueológicos al aire libre cerca de Orce, en la España Meridional, están situados alrededor de una antigua cuenca de un lago que presenta una secuencia sedimentaria continuada desde el Plioceno Medio hasta el Pleistoceno Medio. La cronología se sustenta en paleomagnetismo y micro y macro faunas de mamíferos. Situados entre el Evento Jaramillo (0,9–1,05 M.a.) y la subcronología Olduvayense (1,8 M.a.) encontramos tres yacimientos que sugieren una presencia de homínidos temprana. Fuentenueva 3 contiene núcleos líticos, asideros y pequeñas lascas. Barranco León (1,6–1,8 M.a.) ha proporcionado más de 60 artefactos. La industria lítica se caracteriza por su similitud con las industrias Oldowana y Oldowana Desarrollada, ambas en África Subsahariana. El yacimiento de Venta Micena (1,6 M.a.) un estrato rico en fósiles del que hasta ahora se han extraido 15.000 huesos que comprenden más de 30 especies. Tal acumulación de huesos recuerda a las que rodean los cubiles de hienas, y cierto es que los pertenecientes a la hiena gigante, Pachycrocuta Brevirostris, son muy abundantes. (Gibert et al, 1992; Zihlman and Lowenstein, 1996).

De Venta Micena, tres restos potenciales de homínido fueron identificados por Gibert (Gibert et al, 1994 a) y atribuidos al género Homo, en base a su morfología (Campillo, 1992; Gibert et al, 1989; Gibert y Palmqvist, 1995): VM–0, un fragmento parietal–occipital, VM1960, una diáfisis de húmero adolescente; y VM3961, el astil medio de un húmero adulto. Ninguno de los tres está lo suficientemente completo como para diagnosticar su especie con seguridad. Algunos paleontólogos mantienen que el fragmento VM–0 es más de un équido que de un homínido (Agustí y Moya–Solá, 1987). Pequeñas muestras de estos especímenes (50–100 mg.), junto con grandes cantidades de fósiles de, indiscutiblemente, équido y bóvido, fueron enviados a los equipos de las Universidades de Granada y California, San Francisco, para su análisis. Ninguno de los equipos estaba al tanto de las actividades del otro, y no hubo comunicación entre ellos hasta después de haber enviado los resultados finales de cada grupo a Gibert.

Las biomoléculas fósiles pueden suponer una ayuda en la identificación de especies, géneros o familias cuando se discute su interpretación anatómica. Todas las características de una especie vienen programadas por su ADN, así, la identificación de secuencias de ácidos nucleicos o de sus mensajes traducidos en proteínas pueden, en principio, conducir a una identificación precisa de la especie. ADN y proteínas determinan, igualmente, la morfología, pero su interconexión implica multitud de pasos complicados, y puede ser confundida por tendencias convergentes en especies no identificadas. Docenas de genes diferentes pueden contribuir a la forma de un diente o de un cráneo.

Las moléculas fósiles de ADN o de proteínas, si es que llegan a sobrevivir, están presentes en cantidades tan ínfimas que se necesita de técnicas muy sensibles para detectarlas. El Ensayo Radioinmune (RIA), que puede medir nanogramos (billonésimas de gramo) de proteína, se ha empleado para detectar colágeno y albúmina en fósiles como el Australopithecus Robustus de 1,9 M.a. (Lowenstein, 1981) y ha ayudado a resolver las discutidas afinidades filogenéticas de mamuts extintos, mastodontes, manatí de Steller, lobo de Tasmania y el quagga (Lowenstein y Scheuenstuhl, 1991). El método ELISA usado por el equipo de Granada tiene una sensibilidad similar a la de RIA, se usa habitualmente en investigación y diagnóstico médicos como una alternativa no radiológica a RIA, y se ha empleado también para el estudio de proteínas fósiles, procedentes la mayoría de restos de decenas de miles de años de antigüedad (Tuross y Stathoplos, 1993).

En la actualidad existe una controversia considerable en torno a cuánto tiempo las biomoléculas pueden sobrevivir en material fósil. Lindahl (1993) mantiene sobre bases teóricas que el ADN se fragmenta sin que pueda ser identificado en unos miles de años. Sin embargo, algunos investigadores han informado de la extracción de ADN de insectos preservado en ámbar, con antigüedades entre 30 (DeSalle et al, 1993) y 120 (Cano et al, 1993) millones de años. Golenberg et al (1990) han informado de la extracción de ADN de hojas de magnolia de 17 M.a. de antigüedad halladas en el lecho desecado de un lago. Aunque ninguno de estos resultados ha sido aceptado sin controversia, parece que bajo circunstancias especiales, como la ausencia de agua, las biomoléculas que portan información pueden sobrevivir durante muy largos periodos de tiempo (Eglinton and Curry, 1991).

En materia fósil, las proteínas pasan también por cambios diagenéticos a lo largo del tiempo, que incluyen la fragmentación, racemización, y la transformación de unos aminoácidos en otros (Hare et al, 1980). La ventaja de una enfoque inmunológico es que la mayoría de los anticuerpos se agrupan en secuencias de seis a diez aminoácidos (Benjamin et al), pudiendo éstas sobrevivir incluso al deterioro ocasionado por el tiempo, la temperatura o la exposición química (Lowenstein, 1993). Informamos aquí del hallazgo de reacciones inmunológicas humanas en los fósiles de 1,6 M.a. de Orce.

MATERIALES Y METODOS

Extractos fósiles: La tabla 1 resume las características de los fósiles que hemos estudiado. Hueso humano no fosilizado (un fragmento de diáfisis de fémur), obtenido por procedimientos quirúrgicos se incluyó, además, en la comparativa. La muestra fósil fue reducida a polvo fino y descalcificada en una solución de EDTA, con pH 7,4, durante una semana en agitación continua a temperatura ambiente. El extracto fue centrifugado, y la fracción líquida, recogida, dividida y almacenada a 70º bajo cero hasta su utilización. Los fósiles VM–0 y VM1960 se lavaron en una solución salina fosfatada (PBS) durante una semana antes de ser descalcificados con EDTA. La fracción líquida a base de PBS fue así mismo recogida, dividida y almacenada.

La contaminación del material fósil con moléculas de piel y cabello humanos es en estos análisis una dificultad reconocida. Para minimizar este riesgo durante el proceso de extracción y prueba, los trabajadores llevaron guantes y una máscara facial mientras trabajaban con las muestras, y se tuvo un cuidado extremo al usar materiales limpios o de deshecho. Todas las muestras se analizaron a ciegas, es decir, la identidad de las muestras se mantuvo en secreto a la hora de someterlas a los análisis de laboratorio.

Anticuerpos: Para el método ELISA, sueros de albúminas antihumanas y antiequinas de ratón poliespecíficos se obtuvieron mediante inyección intramuscular en ratones albinos (BALB/c mice) de la proteína emulsionada en el adyuvante completo de Freund. Anticuerpos monoclonales de ratón (mAbs) para la albúmina humana fueron también utilizados: MEGA – 1, MEGA – 2 y MEGA – 3. Los tres interactúan con la albúmina de mandril, pero no con la de équidos (García Pacheco, 1990).

Para el método RIA, sueros de albúminas antihumanas, antiéquidas, antiúrsidas y antibóvidas de conejo poliespecíficos se obtuvieron mediante inyección intramuscular en conejos de Nueva Zelanda de la proteína emulsionada en el adyuvante completo de Freund, seguida de tres inyecciones con dosis de recuerdo sin adyuvante.

Detección de Albúmina mediante ELISA: En la Universidad de Granada, la albúmina en fósiles se detectó mediante test ELISA convencional con un complejo de avidina–biotina (Sigma, St Louis, MO). Cien microlitros del extracto fósil, o de una solución de albúmina de humanos, mandriles o caballos actuales (Sigma) se depositó en el fondo de un porta de poliestireno (Nunc, Austria) y se dejó que las proteínas impregnasen el plástico durante tres horas a 37ºC. Durante este proceso, algunas proteínas se fijaron al plástico de manera irreversible. Las zonas del porta que quedaron libres fueron bloqueadas con gelatina al 1% durante una hora a temperatura ambiente. Se añadió, después, el correspondiente suero de ratón o el anticuerpo monoclonal para la albúmina específica, y los portas fueron incubados durante una hora a temperatura ambiente. El segundo anticuerpo que se usó fue uno con biotina, de anti ratón en cabra, IgG (Sigma).

Tras dos horas de incubación a 37ºC, se añadió extravidina–peroxidasa, y los portas fueron de nuevo incubados durante treinta minutos a temperatura ambiente. Tras cada uno de los pasos, los portas se lavaron con solución salina fosfatada (PBS) que contenía un 0.05% de Tween–20. La reacción enzimática de la peroxidasa se llevó a cabo con o–fenil–ene diamina (OPD) y H2O2 (Peróxido de Hidrógeno). Los portas se leyeron a 490 nm con un lector de portas. Las absorbancias obtenidas de extractos fósiles se compararon con las curvas de calibración de albúmina de humanos actuales, mandril, y équido para cuantificar la albúmina detectada (Fig. 1).

Detección de Albúmina mediante RIA: En la Universidad de California, en San Francisco extractos fósiles de sueros estándar (20 microlitros) se depositaron en portas de polivinilo (Dynatech, Chantilly, VA) para reposar dos horas a temperatura ambiente, tiempo durante el cual las proteínas se anclaron al plástico de manera irreversible. Se lavaron los portas a continuación con una solución que contenía proteína de soja para bloquear otras zonas de anclaje. Antisueros de conejo para varias especies de albúminas se añadieron a los portas durante 24 horas, a continuación se lavaron, y después, un segundo anticuerpo, etiquetado como I – 125, una gammaglobulina anticonejo en cabra (GARGG), se añadió durante 24 horas y se lavó. Mediciones de radioactividad sobre muestras individuales se realizaron más tarde en un contador de centelleo y se compararon con las cantidades de albúmina ya conocidas en sueros estándar de humanos, équidos, bisontes y úrsidos.

Similaridad inmunológica relativa: Con la técnica ELISA, los fósiles se testaron con antisueros contra la albúmina de tres especies diferentes: humanos, mandriles y caballos. La cantidad de albúmina específica de cada especie se estimó comparando las reacciones de las muestras fósiles con sus reacciones homólogas antígeno anticuerpo (Fig.1). La Similaridad Inmunológica Relativa (RIS) se define como el ratio de cada reacción frente a su determinación de albúmina homóloga (la más específica). El valor RIS más alto, que indica la identidad de lo testado y de su reacción homóloga, es 1. El más bajo, que no indica reacción específica alguna, es 0.

En la técnica RIA, los resultados se cuantificaron de dos maneras: por la cantidad absoluta del segundo anticuerpo radioactivo anclado al porta (Tabla 3) y por la cantidad de albúmina (en nanogramos por mililitro) obtenidos de la comparación con diluciones rebajadas de suero humano, de équido, de bisonte y úrsido (Tabla 4).

RESULTADOS

  • Método ELISA

Detección de albúmina inmunoespecífica en huesos fósiles: La figura 1 muestra las reacciones de un extracto fósil VM–0 con tres antisueros contra albúminas humana, de mandril y de équido. El valor más alto se obtuvo con el antisuero contra la albúmina humana, seguido por la albúmina de mandril, correspondiendo el más bajo a la albúmina de équido. Estos resultados indicaron que la albúmina encontrada en VM–0 estaba inmunológicamente más cerca de la especie humana que de las otras dos. Resultados similares se obtuvieron con VM 1960.

La albúmina humana de huesos no fósiles también reacciona mucho más con antisuero de antimandril que con aquél de antiéquido, como sería de esperar, aunque las diferencias cuantitativas en los ratios sugieren que las proteínas fósiles han sufrido cambios estructurales significativos. En contraste, la albúmina detectada en el fósil de équido EEG estaba inmunológicamente más cerca de la albúmina de caballo que de la humana o la de mandril (Fig. 2). No detectamos albúmina en los fósiles CV–1 y VM3575 (Tabla 2) ni en las soluciones usadas para las extracciones fósiles (no mostradas). No detectamos patrones discernibles como para que los huesos dieran mejores resultados.

Extractos de los fósiles VM–0 y VM1960 mediante PBS: Los fósiles VM–0 y VM1960 se mantuvieron en solución salina fosfatada (PBS) durante una semana en continua agitación (Ver Materiales y Métodos). Toda albúmina que hubiese contaminado la superficie de los huesos se habría incorporado a la solución PBS. Ninguna se detectó en los extractos PBS de estos fósiles.

Esta proteína solo fue detectada cuando los fósiles se descalcificaron mediante tratamiento con EDTA, lo que sugiere que el material estaba profundamente integrado en la estructura fósil. Es más, esta proteína no se encontró en las muestras de suelo recogidas en los alrededores de VM–0 (Tabla 2).

Reacciones de anticuerpos monoclonales contra albúmina humana con extractos fósiles: Los tres anticuerpos monoclonales (mAbs) reaccionaron con los extractos fósiles de VM–0 y VM1960, no así con el fósil équido EEG. Sin embargo, si se detectó albúmina en éste con un antisuero contra albúmina de caballo (Tabla 2).

Los tres anticuerpos monoclonales son conocidos por reaccionar fuertemente con la albúmina humana, por interactuar en cierto modo con la de otros primates y por reaccionar muy débilmente o nada en absoluto con la albúmina de mamíferos no primates (García Pacheco et al, 1990). Así, los extractos de los fósiles VM–0 y VM1960 reaccionaron como la albúmina humana, mientras que el fósil EEG reaccionó como la albúmina de caballo.

  • Método RIA

Los resultados se muestran en las tablas 3 y 4. El fósil VM–0 reaccionó con mayor fuerza con el antisuero para la albúmina humana, suero integral, transferrina y colágeno de lo que lo hizo con antisueros para la albúmina de caballo y suero integral o con albúmina de bóvido, transferrina y colágeno. Los supuestos fósiles humanos VM–0 y VM1960 reaccionaron más fuertemente con albúminas antihumanas; los fósiles équidos VM1653 y CV5, más fuertemente con albúmina anticaballo, y los fósiles de bóvido VM786 y VM1577, más fuertemente con albúminas antibisonte. Ninguno de estos especímenes reaccionó de manera significativa con albúmina antiúrsido.

La tabla 5 combina y resume los resultados ELISA y RIA. Los supuestos fósiles humanos reaccionaron como tales, los de équido, como tales, los de bóvido, como los de bisonte, y ninguno de ellos como los de úrsido.

DEBATE

Nuestros resultados demuestran que la albúmina detectada en VM–0 está inmunológicamente mucho más próxima a la albúmina humana que a la de équido (Fig. 1, 2; Tablas 2–5). Las reacciones del suero integral, transferrina y colágeno también sugieren que VM–0 es humano (Tabla 3). Puesto que los paleontólogos no se ponen de acuerdo en si el fósil es humano o de équido (Agustí y Moyá–Solá, 1987; Gibert et al, 1989) los resultados respaldan significativamente que es homínido.

Obtuvimos resultados similares con VM1960 (Fig. 2; Tablas 2 – 3), un fragmento de húmero en el mismo estrato que VM–0 y atribuido también a un homínido (Gibert et al, 1994b). Por otra parte, la albúmina detectada en los indiscutibles fósiles de équido EEG, VM1653 y CV–5 estaban más próximos a la albúmina de un caballo que a la de un mandril o a la de un humano (Fig. 2; Tabla 2), o a la de un bisonte u oso (Tabla 3).

No se obtuvieron reacciones por albúmina en CV–1, supuesto fósil homínido (Gibert et al, 1992) o en los équidos VM3575 y VM64 (Tablas 2–3).

De mayor calado en el estudio de las biomoléculas en fósiles es desestimar con certeza la contaminación exógena. Dado que la albúmina es una proteína altamente soluble, los fósiles podrían haberse impregnado de sudor o de saliva durante su manipulación. VM–0 y VM1960 fueron testados por posible contaminación superficial rociándolos con una solución PBS en vez de la solución descalcificante EDTA. La contaminación superficial por manipulación humana habría de aparecer en el lavado salino. No se observó inmunoreactividad alguna en esta solución, lo que indica, sin embargo, que la superficie del suelo estaba libre de albúmina.

La solución EDTA disuelve el calcio de los huesos y libera la proteína que ya estaba integrada en la estructura mineral de los fósiles. Las reacciones positivas en el extracto EDTA parecen, por tanto, indicar la persistencia de albúmina endógena en los fósiles. Para un control más exhaustivo de la contaminación externa, analizamos muestras de suelo recogidas en un radio de 20 cm. de diámetro alrededor del punto donde el cráneo de Orce fue hallado, y no se detectó reacción alguna (Tabla 2). Es por ello improbable que los fósiles hubiesen sido contaminados por restos humanos o animales en el suelo. Aunque la contaminación de especímenes con ADN y proteínas humanos es un riesgo asumido en la búsqueda de biomoléculas tan antiguas, las reacciones específicas para cada especie en huesos de équido y bóvido no pueden explicarse por contaminación, y sugieren la persistencia de albúmina molecular o fragmentos de albúmina en la matriz ósea.

Las aparentes cantidades de albúmina encontradas en VM–0 y VM1960 variaron sensiblemente dependiendo del anticuerpo utilizado. Como las proteínas fósiles pueden desnaturalizarse y fragmentarse como resultado de cambios físico químicos a lo largo del tiempo, las diferentes reactividades de los anticuerpos monoclonales con extractos fósiles revelan, probablemente, diferentes estados de conservación de los fragmentos moleculares reconocidos (Lowenstein, 1981; Lowenstein y Scheuenstuhl, 1991). Extensos estudios llevados a cabos en inmunología albuminar muestran que, cuando se inyecta albúmina en animales como ratones o conejos, éstos producen clones de anticuerpos diferentes (sueros policlonales) para fracciones diferentes de la molécula de albúmina (Benjamin et al, 1984). Mientras parte de la configuración original permanezca en la molécula alterada, algunos anticuerpos continuarán anclándose en ella.

Los anticuerpos monoclonales, sin embargo, sólo reaccionarán con una única secuencia o configuración corta en la gran (590 aminoácidos) molécula de albúmina, y esta secuencia en particular puede, o no, conservarse en los fragmentos fósiles. Sería de esperar que tres anticuerpos monoclonales diferentes, dirigidos contra tres regiones distintas, mostraran desigual reactividad, dependiendo del grado de supervivencia de regiones específicas de la molécula de albúmina. Nuestros resultados muestran la reactividad tan dispar (Tabla 2). Los anticuerpos monoclonales pueden eventualmente proporcionarnos importantes datos porcentuales sobre qué porciones de la molécula de la albúmina se fragmentan a lo largo del tiempo bajo condiciones medioambientales diferentes.

En 1996 Poinar et al demostraron que el ADN no sobrevive en fósiles en los que la racemización del aminoácido ácido aspártico excede un porcentaje de 0,08. Esto significa “que la supervivencia del ADN se limita a unos pocos miles de años en regiones cálidas, como Egipto, y a no más de 100.000 años en regiones frías”.

Sin embargo, Poinar et al también hacen constar que los aminoácidos, los componentes de las proteínas, se conservan sorprendentemente bien en insectos atrapados en ámbar, y especulan con que la ausencia de agua pueda ser el motivo. La persistencia de aminoácidos durante millones de años, incluso en fósiles desprovistos de ADN, sugiere que los residuos proteicos pueden sobrevivir en algunos de estos materiales, también. Tomas Lindahl, cuyo artículo de 1993 es ampliamente citado por aquéllos que cuestionan la supervivencia prolongada de ADN de la antigüedad, afirmó en un comunicación personal con uno de los autores actuales (J.M.L.) que, en cuestiones bioquímicas, él piensa que es más probable que persistan las proteínas que el ADN.

Desconocemos cómo se han preservado tan excepcionalmente bien en el yacimiento de Orce, especialmente en Venta Micena, que parece ser una acumulación alrededor de un cubil de hienas, en el lecho de un antiguo lago. Los huesos presentan aquí una apariencia de blanco calcáreo que puede reflejar un estado alcalino, en contraste con el usual estado ácido del suelo que acelera la hidrólisis tanto del ADN como de las proteínas.

Las reacciones inmunológicas de albúminas en fósiles de 1,6 M.a., aunque sorprendentes, no son del todo improbables, a la luz de la observación con microscopía electrónica de las fibras de colágeno en el hueso de un dinosaurio de 200 M.a. (Wykoff, 1972) y de las reacciones inmunológicas en moluscos de 70 M.a. (De Jong et al, 1974); se ha extraido osteocalcina de huesos fósiles de bóvido de 13 M.a. y de dientes fósiles de roedor de 30 M.a. de antigüedad (Ulrich et al, 1987); existen informes sobre colágeno en huesos no identificados de 10 M.a. (Rowley et al, 1986); y factores serosos específicos de especie se han detectado en un fósil de Homo erectus de 0,5 M.a. (Lowenstein, 1981) y en especímenes Ramapithecus y Sivapithecus de 8 M.a. (Lowenstein, 1983).

Debido a su mayor grado de evolución, la albúmina (Wilson et al, 1977) discrimina entre especies mucho mejor que el colágeno y la osteocalcina, y ya se ha empleado previamente para resolver controversias sobre el status filogenético de varias especies extintas. Por lo que sabemos, ésta es la primera vez que la albúmina ha sido detectada y utilizada para una identificación en fósiles tan antiguos.

Estos resultados tienen importantes implicaciones para el estudio de la evolución de los homínidos. Los debates sobre identificación morfológica de los fósiles fragmentarios no se pueden resolver cuando expertos con la misma cualificación sostienen que el espécimen es un homínido o un caballo.

En el caso de la fracción craneana VM–0, dos equipos de investigación independientes han encontrado albúmina humana en el interior del hueso. Este hallazgo respalda la prueba de los muchos útiles líticos excavados en el yacimiento de Orce, que indica que los homínidos habitaron en Europa, y concretamente en el Sur de España, en una fecha mucho más temprana de la que previamente se había reconocido.

AGRADECIMIENTOS

Los autores agradecen al Dr. J. Gibert, Dr. P. Palmqvist y Dr. Bienvenido Martínez la información paleontológica, y a Karen Shashok por haber mejorado el estilo del manuscrito.

BIBLIOGRAFIA

El texto original se encuentra en este enlace: AJPA 103

NOTAS SOBRE LA TRADUCCION

Glosario

  • Albúmina: La proteína más abundante del plasma sanguíneo. Sirve como deposito móvil de aminoácidos. Los aumentos de albúmina se relacionan casi siempre con deshidratación, que produce el consecuente aumento en el contenido proteico del plasma.
  • Aminoácido: Molécula orgánica con un grupo amino (-NH2) y un grupo carboxilo (-COOH). Los aminoácidos más frecuentes y de mayor interés son aquellos que forman parte de las proteinas.
  • EDTA: Ácido etilendiaminotetraacético. Descalcificante.
  • Adyuvante: Sustancia que, administrada con un antígeno, o previamente a éste, aumenta la formación de anticuerpos.
  • Antígeno: Sustancia que induce al sistema inmunitario a la formación de anticuerpos.
  • Porta: Placa o microcubeta de laboratorio, en la que se depositan muestras para su análisis y estudio.
  • Surfactantes: También llamados emulsionantes, permiten mantener la tensión superficial entre líquidos, consiguiendo una emulsión.
  • Anticuerpo monoclonal: Anticuerpo homogéneo producido por una célula híbrida producto de la fusión de un clon de linfocitos B descendiente de una sola y única célula madre y una célula plasmática tumoral.
  • Racemización de aminoácidos: Método de datación química que consiste en la conversión de un compuesto L-aminoácido en un compuesto D-aminoácido, o viceversa, y permite datar muestras orgánicas hasta el Paleolítico Medio.
  • Tween-20: Nombre comercial del Polisorbato 20, también llamado Monooleato de Polioxietileno Sorbitan, surfactante polisorbato cuya estabilidad y relativa atoxicidad permiten su uso como emulsionante y detergente en medios domésticos, científicos y farmacológicos
  • Sivapithecus: Género extinto de primates homínidos del Mioceno. Sus fósiles, datados entre 12,5 a 8,5 millones de años de antigüedad.
  • Ramapithecus: Antaño considerado género, hoy se estima como especie de Sivapithecus.

CONCLUSIONES

Como he comentado al inicio del artículo, las conclusiones son demoledoras y, en absoluto, han podido ser rebatidas por los investigadores que cargaron contra el Dr. Gibert. Cronológicamente, podemos afirmar que el “pequeño” paréntesis de 200.000 años que media entre la Cultura Olduvayense y el Yacimiento de Orce, cifra que a escala geológica y evolutiva resulta ínfima en la linea temporal, sitúa a éste último en los mismísimos albores de la civilización.

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