I have seen things you people wouldn´t believe… Attack ships on fire off the shoulder of Orion… I watched C Beams glitter in the dark near The Tannhäuser Gate… All those moments will be lost in time… Like tears in the rain… Time to die
He visto cosas que no creeríais… Naves de combate en llamas en los límites de Orion… Rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser… Como lágrimas en la lluvia… Todos esos instantes se perderán en el tiempo… Es hora de morir
Estas palabras, pronunciadas por el replicante Roy Batty en el momento de su muerte, conforman una de las escenas principales de la película Blade Runner, dirigida por Ridley Scott, que se ha convertido en un clásico del género de la Ciencia Ficción y, por ende, de la propia historia del Cine, y que ha hecho preguntarse a muchos de sus seguidores si realmente existió una Puerta de Tannhäuser.
Tannhäuser fue un poeta alemán que vivió entre los años 1205 y 1270, aproximadamente. Criado en el seno de una familia de caballeros de Salzburgo, se le atribuyó su participación en las Cruzadas, y frecuentó las cortes de los Duques de Austria y de Baviera, Federico II, y Otón II, respectivamente, tras lo cual se lanzó a una vida de poeta errante por Alemania, componiendo poesía lírica y canciones, Tanzlieder, que constituyen el principio del declive del Minnesang, tradición lírica en torno a la temática del amor cortés provenzal.
Es tras su muerte cuando Tannhäuser entra en la leyenda. Se contaba que después de llevar una vida disoluta y pecadora en Venusberg, el Monte de Venus, terminaría peregrinando a Roma para solicitar el perdón del papa Urbano IV. Habiéndole recibido y escuchado, el papa le respondió que concedérselo sería tan imposible como ver reverdecer su bastón de peregrino. Algunas versiones sostienen que el bastón se cubrió de verdes hojas en su camino de regreso. Otras, que su arrepentimiento le llevaría de vuelta a Tierra Santa, donde finalmente moriría.
Su personaje se ha constituido en fuente de inspiración para poetas y músicos tan importantes como Heine, Oscar Wilde y Richard Wagner, que compuso su célebre ópera Tannhäuser en 1845, que sería estrenada en París en el año 1860, y cautivaría al público asistente en general y a escritores como Charles Baudelaire, entre otros.
Personajes como el ocultista Aleister Crowley, incluso, no pudieron resistirse a la fascinación que provocaba la figura de Tannhäuser.
Como hemos comentado, el concepto Minnesang hace referencia a la tradición lírica en torno a la temática del amor cortés provenzal. Los encargados de divulgarla y perpetuarla eran los llamados minnesänger, nombre con que se denominaba a los trovadores germanos que en los siglos XII y XIII recorrían las tierras alemanas. Los Minnesänger estaban constituidos en hermandades, y tenían mucho en común con los trobadours de la Provenza. Como ellos, cantaban generalmente acerca del amor cortés, referido a la corte, y muchos de los minnesänger más conocidos destacaron además por la poesía épica.
El amor cortés constituía el eje de la lírica erótica de los trovadores y dependía en esencia del estilo de vida feudal en el que había surgido y desarrollado esta poesía, es decir, en la corte aristocrática, de ahí la designación de cortés.
En la poesía trovadoresca, el enamorado considera a su dama como un ser superior al que ha de rendir culto y vasallaje, incluso si el poeta es un gran señor y ella mantiene una posición jerárquicamente inferior.
El aspecto feudal en esta relación llega al punto que la señora es tratada por el poeta como su señor, el poeta se autodescribe como om, literalmente, hombre, vasallo, de una dama a la que se dirige con el término midons, mi señor, en masculino, recurriendo a una licencia gramatical que perduraría en la literatura galaico-portuguesa al aplicar la palabra senhor a la mujer.
Esa antigua poesía germana, Minnesang, o canto de amor (Minne significa amor), es cultivada por los Minnesänger o Minnesinger, cantores de amor, e incluía tres géneros principales:
- Lied, o canción, a base de estrofas simétricas de estructura tripartita, musicadas.
- Leich, una sola estrofa sin regla fija pero en la que la música era determinante.
- Spruch, por último, es una especie de epigrama que en sus orígenes sólo constaba de una estrofa recitada con acompañamiento melódico.
El diccionario de la RAE define el término epigrama (del latín, epigramma, y éste del griego ἐπίγραμμα, inscripción) como una composición poética breve en la que con precisión y agudeza se expresa un solo pensamiento principal, por lo común festivo o satírico. Los conceptos y principios empleados por los trovadores provenzales los encontramos también en el Minnesang, y en él se halla el servicio de amor o vasallaje que el poeta rinde a la dama, Minnedienst, del término dinnen, servir. Es ella de elevada condición social, y ha sido desposada por el señor feudal.
La fidelidad y la discreción del poeta al tratar sobre la dama, la necesidad de ocultar su amor por ella, la alegría o la desazón que le produce, y lo único que de ella espera, esto es, ser llamado a su presencia para poder así contemplarla, son elementos todos del Minnedienst o Frauendienst, servicio a la dama, que corresponden a la temática del amor cortés.
Tannhäuser pudo ganarse el sustento con su arte, y en su producción encontramos composiciones populares al estilo de Neidhart von Reuental (1190?-1236/37), uno de los trovadores alemanes de más renombre en el Ducado de Baviera, que habría actuado en Viena para el mismísimo Duque Federico II de Austria. A través de la caricatura y de la sátira, Reuental buscaba divertir a las clases señoriales que se burlaban de las rústicas costumbres aldeanas, pero sin intención satírica, ironizando sobre los tópicos del amor cortés, e incluso dotándolas de cierto carácter autobiográfico.
Venusberg o Hoerselberg, era la montaña mítica y mágica cantada por la lírica germana, que la situaba en la región de Turingia, entre las ciudades de Gotha y Eisenach. Esta última, es conocida por ser la ciudad natal de Johann Sebastian Bach y, de acuerdo con la leyenda, albergaba en sus cuevas la corte de Venus, diosa del amor, escondida allí de los mortales. Para los intrusos que en ella se aventuraran suponía el riesgo de la perdición eterna.
Aún así, el caballero Tannhäuser pasó un año entero en Venusberg, adorando a Venus, y regresó de la montaña creyendo que no había sido perdonado de sus pecados por el papa Urbano IV, pasaje que se narra en el Lied von dem Danheueser, del siglo XVI, principal fuente de inspiración con la que Wagner se valió para componer Tannhäuser, ópera en tres actos en 1845, que en su primera escena describe muy explícitamente los placeres de Venus.
Por el contrario, según el poema La leyenda de Tannhauser, de Heinrich Heine, el héroe pasará en Venusberg siete años, antes de partir para Roma.
Otras versiones fueron escritas por Charles Swinburne, quien en su poema Laus Veneris narra la historia en primera persona.
Por último, autores como Ludwig Tieck y Anthony Powell escribieron, también, sus propios relatos.
Como conclusión, si bien entorno a la figura del poeta Tannhäuser se mezcla leyenda y realidad, no existe una Puerta de Tannhäuser como tal, ni en sentido arquitectónico ni como referente astronómico, tan sólo la encontramos en el contexto cinematográfico de una película cuyo guión se inspiró a su vez en una obra del premiado escritor norteamericano Philip K. Dick, titulada “¿Sueñan los Androides con Ovejas Eléctricas?”, publicada en 1968. Las últimas palabras del replicante Roy Batty fueron escritas por Rutger Hauer, el actor que lo encarnó, que pudo haberse inspirado en la obra de Arthur Rimbaud “El Barco Ebrio”, dados los paralelismos existentes.
Bibliografía y recursos web:
DE RIQUER, Martín, VALVERDE, Jose María, “Historia de la Literatura Universal”, Colección Grandes Obras de la Cultura, Editorial RBA, Barcelona 2009
Diccionario de la Lengua Española
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