En 1989, el común de los mortales no teníamos ni la más remota idea de qué era Internet. El término era desconocido para la mayoría de nosotros, con la excepción, quizás, de aquellos aficionados a MS Dos – ese sistema operativo tan incipiente a cuyo lado el Pleistoceno nos parece moderno – y a los famosos ordenadores Spectrum, unos primeros usuarios informáticos a quienes muchos veían como bichos raros que manejaban lenguajes extraños. Y es que habría de transcurrir toda una década para que el término se popularizara y los ordenadores irrumpieran en nuestras vidas de tal forma que, en el momento en que nos encontramos, no tener acceso a la red de redes desde un ordenador o desde un teléfono móvil nos resulta inconcebible. Tal ha sido su impacto que los expertos consideran que Internet representa la Tercera Revolución Industrial, y ya vislumbran la Cuarta. Esta reflexión viene a cuento del Día Mundial de Internet, que se celebra, tal como hoy, cada 17 de mayo.
Como muchos otros grandes inventos que surgieron de la investigación militar y aeroespacial, Internet tiene sus orígenes en plena Guerra Fría entre la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el Pacto de Varsovia, cuando Estados Unidos buscaba desarrollar un sistema que permitiera el acceso inmediato a la información desde cualquier ubicación en caso de un hipotético ataque soviético. Pero los primeros pasos de lo que por Internet conocemos son anteriores a esa época.
Al poco de iniciarse la Segunda Guerra Mundial, los servicios de inteligencia de las potencias en liza se plantearon la necesidad de desarrollar máquinas que, desde cálculos de probabilidad, descifraran mensajes codificados a velocidades que superaran con creces la capacidad del ser humano. El británico Alan Turing, creador de la máquina que lleva su nombre, conseguiría desencriptar Enigma, el sistema de comunicaciones alemanas, acortando la duración de la contienda y sentando de esta manera las bases de la Computación, fundamento de todo lo que vendría después. No sabremos nunca qué habría opinado el bueno de Groucho Marx si viviera hoy y alguien le recordara en un día como este aquella famosa cita suya en la que afirmó que “inteligencia militar son términos contradictorios”.
Si hoy disfrutamos de todas las ventajas de Internet, es gracias a la sagacidad de Tim Berners – Lee, científico británico especializado en Computación y creador de la World Wide Web, con cuyo acrónimo www empiezan todas las páginas en Internet. En noviembre de 1989, Berners – Lee consiguió la primera comunicación entre un servidor y su cliente mediante un protocolo Hyper Text Transfer Protocol, o http. El camino hasta hoy es de sobra conocido. Internet ha supuesto una revolución en la forma en que nos comunicamos, compramos y conseguimos información. Ha dado voz a todo aquel que tenga algo que decir y ha posibilitado la irrupción de nuevos medios de comunicación tan alternativos como independientes que están poniendo en jaque a los considerados tradicionales. Para los creadores de contenido, la red se ha convertido en una herramienta de lo más útil para dar a conocer sus obras de manera exponencial, y eso que sólo un cincuenta y tres por ciento de la población mundial tiene acceso a Internet. Las denominadas redes sociales han sido determinantes en todo ese tráfico ingente de información.
Pero, aunque muchos usuarios no sean conscientes de ello, el espacio de comunicación y de libertad, sobre todo, que Internet representa, está muy amenazado. Como si de una encarnación del Gran Hermano de la novela de George Orwell “1984” se tratara, gobiernos y corporaciones diversas no escatiman esfuerzos en intentar poner puertas al campo. La pandemia sanitaria por coronavirus (covid – 19) que estamos sufriendo ha puesto en evidencia la labor censora y de desinformación que ciertas oficinas de verificación, vasallas del poder de turno, vienen ejerciendo cuando las publicaciones no son favorables a los señores a los que sirven. Y como David contra Goliat, en esa lucha está Tim Berners – Lee, una empresa en la que el padre del invento se ha embarcado con el propósito de devolver Internet a la ciudadanía a través de sus propuestas Contract for the Web, Solid e Inrupt, que se resumen en que el acceso a la libre información es un derecho y que éste no puede comprometer la privacidad de los usuarios. El tiempo nos dirá si lo consigue o no.
Para saber más:
- Tim Berners – Lee presenta su evolución de la World Wide Web
- Tim Berners-Lee creó la web y ahora quiere salvarla (una vez más)
- ¿Quién inventó Internet realmente?
- Internet
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